En tiempos de pandemia el comercio exterior no se detiene

En tiempos de pandemia el comercio exterior no se detiene

Los Despachantes de Aduana juegan un rol fundamental para que las mercaderías puedan ser transportadas en el difícil contexto que nos toca atravesar. Acaban de cumplir 108 años de vida.

Es la entidad más antigua del comercio exterior. Fue fundada el 16 de agosto de 1912. Este año festejaron su día a través de una fiesta virtual, en donde pudieron compartir la celebración con todos los despachantes del país. Conversamos con el presidente del Centro de Despachantes de Aduana, Enrique Loizzo.

¿Cómo vienen trabajando en este contexto particular de pandemia?

Enrique Loizzo: La verdad que es un año muy difícil. Pero cuando surgió esta pandemia todos tuvimos que adaptarnos a una nueva realidad.

Como los despachantes fuimos incorporados en el Decreto de Necesidad y Urgencia de Aislamiento Social Obligatorio como “personal especial”, eso implicó que a partir del 19 de Marzo ya nosotros tuvimos que seguir trabajando y salir a la calle, con protocolos, y empezamos a ver cómo podíamos seguir sosteniendo todos los servicios que el Centro le brinda el socio. También se daba la problemática de cómo íbamos a trabajar, de qué forma iba a operar la Aduana, con qué personal. En ese marco, empezamos a pensar en herramientas con las que podíamos trabajar, primero ubicándonos en tiempo y lugar, porque las mercaderías tenían que salir igual.

En tal sentido, tuvimos reuniones con la Aduana en donde se estableció que prioritariamente se iban a despachar ciertas mercaderías, como ser medicinales, alimentos perecederos, etc. porque además el término “exclusivo” en un principio trajo confusión respecto a qué se abarcaba en esa categoría. La instrucción era que el comercio exterior no se paraba, así que dentro de ese marco tuvimos que trabajar con el personal reducido que tenía la Aduana en ese momento, que era del 50 por ciento. Hoy aproximadamente sigue en ese nivel.

Y así muchas cosas fueron evolucionando, pero primero tuvimos que ver dónde nos ubicábamos, donde llevábamos los papeles. La Aduana determinó que todo lo que era canales rojos y naranjas, se iba a hacer directamente en las terminales. Entonces nosotros generamos en ese momento una herramienta que fue un ‘turnero’ virtual. La verdad que esa herramienta los primeros días funcionó muy bien y fue de una ayuda muy importante.

Pero además de eso, el comercio exterior no paró y las normativas siguieron y se fueron incorporando nuevas modificaciones; y nosotros en todo ese contexto nunca dejamos de atender de manera virtual, y de a poco nos pudimos ir acomodando para estar operativos. Así que hoy estamos brindando todos los servicios, y contamos con mesas y asesoramiento técnico; asesoría clasificatoria, hay especialistas en clasificación arancelaria que colaboran con los despachantes. También asesores legales, de carácter aduanero, laboral.

¿Cuál fue el impacto de la disminución del personal de la Aduana o la reducción de horarios de trabajo?

E.L.: El problema que se generó es que había que evitar el contacto de la gente y poder lograr ese distanciamiento. Entonces nuestro primer inconveniente se planteaba en las terminales portuarias y en los depósitos fiscales. Por eso tuvimos que trabajar con la Administración General de Puertos, con los depósitos fiscales, con la Aduana, para armar un protocolo de seguridad. No obstante eso, el comercio exterior continuó aún con la reducción de personal, aunque ello implicó que los tiempos no sean los mismos.

Por otro lado, nos encontrábamos con algunas problemáticas, por ejemplo, vinculadas con el forzoso, porque no nos daban los tiempos de operación. Hay que tener en cuenta que as mercaderías se retiran dentro de un determinado plazo que es el "forzoso", pero ese forzoso era sólo de cinco días. Por suerte eso se amplió, porque nos limitaba e implicaba muchos costos. De hecho, el Centro de Despachantes, junto con otras entidades del comercio exterior, fuimos las que nos presentamos a las terminales para solicitar que estiraran ese plazo, porque no nos daba el tiempo para salir; y la verdad que esa ampliación nos permitió trabajar un poco más cómodos, porque al extenderse los plazos nosotros podíamos ir retirando dentro del forzoso y del primer movimiento.

Hoy podemos decir que tuvimos muchas mejoras en todo sentido, ya sea en la recepción, atención de la gente, aunque seguimos teniendo algunos problemas porque el día que aparece un buque con muchos contenedores, hay que ver cómo se coordina todo eso, cómo nos adaptamos al trabajo siempre dentro de un marco de resguardo sanitario. Y la verdad que de a poco todo eso se fue logrando. Los protocolos se están cumpliendo y el personal aduanero está trabajando bien. No tendremos la velocidad de antes, pero el comercio exterior sigue funcionando.

¿Cómo responde la logística bajo estas circunstancias?

E.L.: El problema para la logística es que está funcionando en el medio de una pandemia, y eso es un marco que no es el habitual, entonces puede pasar que una terminal deje de operar y hay que cerrarla íntegra, porque aparece un caso positivo de Covid. Eso sucedió con la Terminal IV del Puerto de Buenos Aires; y si la terminal tiene que cerrar un día, bueno eso es más costos para el comercio exterior.

Pero más allá de todas estas circunstancias, que pueden ir apareciendo, en los hechos el comercio exterior sigue, aunque con más demoras por la actualidad que nos toca vivir. La operatoria de Aduana sigue funcionando normalmente, lo que nos complica en la logística es cuando aparecen casos positivos de Covid en determinados lugares, porque si se cierra el puerto, eso afecta toda la operatoria, camiones demorados, etc.

Ante estas situaciones inmediatamente se pone en marcha el protocolo sanitario, pero hasta tanto no se resuelve la logística está parada. En algunos casos, como pasó ahora en un depósito, fue de 24 horas, pero bueno también los protocolos se van modificando para mejorar la seguridad y superar inconvenientes. Al principio cuando pasaba eso, se cerraba todo y quedaba aislado por completo.

Por lo tanto, hoy el problema en la logística está en la capacidad de respuesta y de aplicación del protocolo que pueda existir para poder responder. Porque no es lo mismo atender un caso de Covid en una Aduana de frontera que tiene menos espacio y personal, que en una Aduana más grande. Pero insisto, el comercio exterior no se detuvo, aunque muchas veces no trabajemos en las mejores condiciones. Y tanto en las terminales portuarias, como en los depósitos fiscales, se está intentando trabajar de la mejor manera, algunas veces no es lo óptimo, pero nadie estaba preparado para todo lo que pasó.

¿Cuántas filiales poseen en todo el país, y si creen que está bien atendido el comercio exterior por parte de los despachantes?

E.L.: Tengo un concepto muy federal del país y por eso en mi gestión me preocupé de que las delegaciones fueran más. Este año incorporamos nueve filiales y corresponsalías nuevas. Estoy convencido que el país no funciona solamente en Buenos Aires. Además, porque los despachantes tenemos la posibilidad de trabajar en las 59 Aduanas que hay a lo largo de la Argentina.

La última filial que abrimos ahora fue la de Santo Tomé, que es un paso por donde transitan entre 3000 y 5000 camiones diarios. Esta apertura nos permite trabajar mejor sobre la problemática de cada lugar, específica. Por eso, desde el Centro comenzamos a habilitar nuevas corresponsalías, así habilitamos Jujuy, Necochea. Nosotros cuando asumimos la gestión nos propusimos seguir federalizando.

¿Cómo es la relación con la Aduana en la actualidad?

E.L.: La relación institucional que tenemos con las autoridades de la Aduana es buena, y va más allá de los cambios de Gobierno. Yo asumí el 10 de diciembre del 2016 con un Gobierno; y volví el año pasado con otro. Hoy en la Dirección General de Aduanas está la doctora Silvia Traverso con la que tenemos una buena relación. Pero si bien hay un Gobierno nuevo, toda esta situación no nos permitió hacer muchas cosas, inclusive hay nombramientos que se están dando recién ahora. La verdad que cuesta mucho relacionarse de esta manera, con la Secretaría de Comercio no pudimos hacerlo como hubiéramos querido, porque aunque en el mes de febrero tuvimos una entrevista, después no nos pudimos ver más. Pero nosotros mantenemos el diálogo con todas las autoridades, con la Dirección General de Aduanas, con la Administración General de Puertos. Hay buenas acciones para llevar adelante.

Recientemente, el Centro de Despachantes fue convocado por la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, para firmar un convenio a fin de poder transmitir nuestra experiencia en los proyectos de exportación.

¿Cuál sería ese proyecto?

E.L.: Nos convocaron porque existe una necesidad de que el país exporte más y para ello nos vinieron a pedir colaboración. La idea es poder enseñarle a la gente a exportar. En ese sentido, tuvimos una reunión con el Presidente de la Agencia para ver si nosotros podíamos aportar nuestra experiencia, capacidad y conocimiento, al ser expertos en el comercio exterior. Además somos auxiliares del servicio aduanero. Es decir tenemos una doble carga, de hecho somos los que preparamos todo para que ellos luego lo aprueben; y los despachantes son los que también a través del asesoramiento permiten que la exportación pueda llevarse a cabo de la mejor manera posible. En el caso de las PyMES, en el 80 por ciento de los casos, el departamento de comercio exterior son los mismos despachantes de aduana.

Por otro lado, el comercio exterior cambió mucho y de hecho nosotros tuvimos que re convertirnos. Antes ésta era una profesión empírica y ahora es una profesión total -como le escuché decir a una colega panameña hace poco en una conferencia, y tiene mucha razón-. Así que creo que es mucho lo que podemos aportar desde nuestra experiencia, ya que la mejor manera de poder defender la operatoria es conociendo la normativa.

Por eso es que el Centro brinda muchos cursos de capacitación y charlas técnicas para sus socios. Hacemos mucho hincapié en la capacitación y actualización de la normativa. Así que para saber cómo exportar e importar, hay que trabajar con un despachante aduana.

¿Qué cambios visualizan y cuáles son sus preocupaciones?

E.L.: Hoy estamos en una situación difícil, lamentablemente el nuevo Gobierno asumió en el medio de esta pandemia, con problemas económicos que además ya teníamos, así que por el momento todo está enfocado en salir de esta crisis sanitaria y económica.

En cuanto al trabajo del despachante, el mercado está cambiando, vemos que aparecen empresas de logística global que buscan incluir en sus servicios el de despacho de aduanas, o un asesoramiento aduanero, para bajar costos.

También tenemos el problema de los Courrier, donde están ingresando cantidades de mercaderías con un tope de 3 mil dólares, que nosotros creemos que es excesivo. Es decir, tenemos un “Exporta Simple” y todos estamos totalmente de acuerdo con facilitar la exportación para enseñarle al microemprendedor. Ahora el problema es que lo que se concibió para hacer un régimen especial, terminó siendo un régimen general. Y no se puede pensar que para poder realizar una primera exportación, se deba facilitar un volumen de operación de 600 mil dólares, sin control de kilos, con 15 mil dólares por operación, entonces todo eso desvirtúa el verdadero sentido del Exporta Simple. Y no solamente el régimen, sino que que desvirtúa el control.

Si bien los Courrier han tenido un gran avance, tampoco hay que descuidar los controles, porque tampoco hay capacidad para controlar semejante cantidad de paquetes que ingresan. Eso trae problemas de recaudación tributaria porque no se sabe los valores, o si son realmente los que se declaran, pero además está todo el tema de control de tráfico de armas, estupefacientes, de mercaderías prohibidas para la salud con regulación de Anmat. Si bien la norma prevé lo que no pueden ingresar por ese régimen, el monto nos sigue pareciendo excesivo.

Por otro lado, el sistema sirve solamente para una determinada operatoria que es la logística de comercialización de bodega aérea. Entonces enseñar a exportar, estamos totalmente de acuerdo, pero no confundamos lo que es un régimen especial con un régimen general. Esas diferencias las planteamos ya con el Gobierno anterior y no tuvimos suerte.

Una última pregunta, muchas veces el productor del interior tiene que terminar exportando y haciendo todo el despacho por Buenos Aires, ¿por qué no lo puede hacer por su región, ¿cómo se puede hacer para facilitar y modificar esa logística?

E.L.: Eso tiene que ver con la capacidad logística interna que tiene el país, pero no todas las mercaderías del interior vienen a Buenos Aires, hay muchos productos que están saliendo directamente despachados de la región. Por ejemplo, todo lo que es fruta de Alto Valle en su mayoría ya se despacha en camión o se termina tramitando por San Antonio Oeste.

Es decir, eso depende, porque si la exportación es de carácter marítimo se puede consolidar en la Aduana de Origen y despachar por esta Aduana con un tránsito. Los limones de Tucumán salen por acá porque llevar un Reefer a Tucumán es costoso, también hay que ver si los contenedores están disponibles en zonas cercanas, son muchos los factores que determinan la operatoria. Pero hay una realidad, y es que el costo que tenemos de logística interna es muy alto.

Como reflexión final, creo que podemos ser competitivos en el comercio exterior, no tengo una visión apocalíptica, pero para eso hay que poder mejorar ciertos problemas estructurales que tenemos.



Nota publicada por https://comex-online.com.ar/


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