A la hora de aplicar los Tratados de Libre Comercio, cada país lo hizo con impronta propia
La globalización empujó en los últimos 15 años la firma de múltiples tratados comerciales. En América latina se priorizó la consolidación de agrupaciones supranacionales por sobre los independientes entre naciones. Ejemplos como el Mercosur, la Comunidad Andina y la Comunidad del Caribe (Caricom) constituyen uniones aduaneras y por lo tanto dentro de ellas los países miembro se constituyen acuerdos arancelarios preferenciales. Si bien la pertenencia al bloque ofrece facilidades para el comercio entre los socios y permite mayor poder de negociación ante el resto del mundo, dificulta la negociación y concreción de acuerdos directos con naciones ajenas al bloque.
Así se entiende cómo algunos países como Chile, que no pertenecían a ninguna organización, son los que firmaron más tratados de forma independiente, evidenciando en su balanza comercial la preferencia a aquellos mercados con TLC, manifestando un importante incremento en su economía, con aumento en las exportaciones, y generación de empleo. Ese ejemplo fue seguido en la región por países como Perú, Colombia y México, mejorando sustancialmente su volumen de comercio exterior y atrayendo la inversión extranjera.
¿La otra cara de la moneda? Argentina, Mercosur y la Unión Europea . Acordar un TLC entre el Mercosur y la UE es una tarea pendiente. Más allá de las dificultades aún existentes -como las presiones agrícolas de Francia, Polonia e Irlanda-, hoy hay un ambiente propicio para concluirlo de forma adecuada y satisfactoria para todos.
Diferentes condiciones coyunturales como la crisis brasileña, agravada por la desaceleración de China, la amenaza sobre los efectos negativos del Brexit y la ola proteccionista presente en EE.UU., pueden impulsar la concreción de una negociación que lleva casi dos décadas de estancamiento.
Si bien en caso de una conclusión positiva sus efectos comerciales tardarían un tiempo en sentirse, sería una potente señal para los mercados e inversores respecto de la fortaleza del Mercosur. También sería un gran estímulo en el proceso de convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico (que integran Chile, Colombia, México y Perú).
Hoy la UE, con 20%, es el principal socio comercial del Mercosur, mientras que el Mercosur es el 8° socio de la UE con tan sólo el 3% del comercio exterior según datos de la Comisión Europea.
Beneficiarios
Por lo general, los actores comerciales que se ven más beneficiados con la implementación de un TLC son las empresas con alta actividad exportadora.
Esto se debe a que la empresa logra acceder al mercado socio a un costo menor que antes de la implementación del tratado.
Asimismo, se verán beneficiadas las empresas que utilicen insumos y/o bienes de capital provenientes del país socio, ya que los costos de importación de los mismos se reducirán.
Además, un acuerdo de ese tipo estimula el acercamiento empresarial entre ambos países, generando un flujo de nuevas oportunidades de comercio.
En resumen, a la hora de citar los principales argumentos de suscribir acuerdos de libre comercio, se mencionan:
*Ventajas comerciales frente a otros países, permitiendo mejorar las condiciones relativas en el mercado meta.
*Mejora de condiciones y estabilidad, al no requerir renovaciones periódicas como sucede con los acuerdos de alcance parcial entre países, brindando mayor estabilidad y previsibilidad.
*Disminución de los costos, ya que conducen al establecimiento de normas que mejoran los términos comerciales entre dos países y promueven el funcionamiento eficiente, transparente y ágil de las aduanas.
*Aumento en volumen de ventas, al tener condiciones preferenciales para el comercio en los mercados externos, se mejora la competitividad de los bienes y servicios.
Fuente: La Nación - Pablo GoppThomson Reuters (El autor es especialista en comercio exterior de Thomson Reuters en Latinoamérica)